Etiqueta Carrusel

Etiqueta Carrusel

CARRUSEL 2023-24

lunes, 14 de abril de 2014

El secreto del lenguaje de «Juego de Tronos», por su autor: David Peterson

Para los más creativos quizá sea de interés conocer algo de David Peterson autor de nuevos lenguajes de "Juego de Tronos" y más.

Publicado en:

javier ansorena / corresponsal en nueva york

Día 13/04/2014

David Peterson, creador del dothraki y el valyrio que hablan en la serie, explica a ABC sus secretos de luthier de lenguas míticas para mundos de ficción

«M’athchomaroon. Anha vastok ma David Peterson, hash me jinne» [En español, algo así como «Disculpe, me gustaría hablar con David Peterson»].

De haber empezado así la conversación telefónica, al otro lado de la línea, en Los Ángeles, se hubiera escuchado: «Jinak David Peterson. Fin yer vastoe anha-an, zhey chomak?» [En español, «Soy David Peterson, ¿qué desea usted?»]

No extraña que Peterson sea capaz de responder en este extraño lenguaje. Él lo ha inventado. Es el dothraki, el idioma que hablan los nómadas de igual nombre en «Juego de Tronos», la serie de televisión inspirada en la saga «Canción de hielo y fuego», de George R. R. Martin.

Peterson es con probabilidad la persona en el mundo que mejor se gana la vida diseñando lenguajes nuevos. Su colaboración en «Juego de Tronos» -que incluye una segunda lengua, el valyrio- ha llegado ya a su cuarta temporada. Ha creado otros idiomas para las series «Star Crossed» y «Defiance» y ha ingresado en Hollywood de la mano de «Thor: The Dark World». También acaba de publicar un libro, «The Zaanics Deceit», junto a Nina Post.

Peterson, de 33 años, creó su primer lenguaje por amor, cuando estudiaba Lingüística en la Universidad de Berkeley. «Lo inventé para la que entonces era mi novia, pensando que lo hablaríamos juntos todo el tiempo», recuerda. La experiencia dejó claro que su gran amor era la creación de lenguajes, más que su novia, con la que acabó la relación sin que nunca aprendiera a hablar su regalo.

Por entonces, él pensaba que ser un creador de lenguajes le convertiría en algo único. Poco después se daría cuenta de que había muchos como él, inventado gramáticas y vocabularios entre las cuatro paredes de sus casas. «Llegué a la conclusión de que no ganaría mucho dinero con esto», explica.

Obsesión durante siglos
En realidad, la creación de lenguajes ha obsesionado desde hace siglos a muchos autores y lingüistas. Tomás Moro, en colaboración con su amigo Peter Giles, ya inventó un lenguaje propio para su obra «Utopía», y desde el siglo XIX se multiplicaron los intentos por crear un vehículo de comunicación internacional que acabase con la maldición de la Torre de Babel. Aunque hay decenas de ellos -volapük, ido, dil, adjuvanto, ariana, geoglot- el más conocido es el esperanto, ideado en 1887 por Ludwig Zamenhof. Ahora su seguimiento es residual, pero a finales de la primera década del siglo XX se habían publicado cerca de 2.000 libros en este idioma, del que se editaban 350 revistas en 48 países.

Por puro placer
«El esperanto es el lenguaje creado más exitoso -admite Peterson-, pero nunca será un lenguaje universal. Ni ese, ni ningún otro lenguaje creado». Él construye lenguajes por puro placer -como lo hizo durante años antes de recibir la llamada de «Juego de Tronos»- o para mundos de fantasía.

Antes lo hicieron muchos otros, como Jonathan Swift, cuyos liliputienses hablaban su propio idioma en «Los viajes de Gulliver», publicado en 1726. O el «syldavo», la lengua oficial de Syldavia, donde Tintín vive alguna de sus aventuras. O la jerga de inspiración rusa, el «nadsat», que Anthony Burgess imaginó para los violentos protagonistas de «La naranja mecánica».

Pero hay una gran diferencia entre construir un cierto vocabulario y un puñado de expresiones a crear un lenguaje completo. El gran pionero es J.R.R. Tolkien, que fue creador de lenguajes antes que escritor. El padre de «El hobbit» y «El señor de los anillos» creo un universo fantástico para el que ideó lenguas élficas. La ambición de Tolkien le llevó no solo a crear una lengua rígida, sino que evolucionaba en dialectos para los distintos pueblos élficos, como el «quenya» o el «sindarin», cada uno de ellos con excepciones gramaticales, como cualquier idioma. «Sus logros fueron sorprendentes», reconoce Peterson, sobre todo si se tiene en cuenta que trabajó solo, sin poder refinar sus creaciones con otros creadores de lenguajes. «Es una inspiración para los modernos conlangers [así se autodenominan los constructores de lenguas]», subraya.


«Star Trek»
Su opinión es algo menos positiva sobre otros dos de los lenguajes inventados más célebres, el «klingon» y el «na’vi». El primero de ellos es el idioma de los guerreros de igual nombre en la saga «Star Trek», mientras que el segundo es el que hablan los seres de la luna de Pandora en la película«Avatar». «He conocido a los creadores de ambos lenguajes [Marck Okrand y Paul Frommer]. Sus creaciones suenan muy bien en las películas. Sin embargo, esos lenguajes no tienen mucho interés para los conlangers», apunta Peterson, aunque reconoce que tienen muchos seguidores.


Jugar a ser Dios
Internet está plagado de foros, diccionarios, pseudo-academias de la lengua y anuncios como «aprende na’vi en tres meses». Quizá el más potente de estos lenguajes es el klingon, con su leal base de fans de las series, películas o videojuegos de «Star Trek». El Klingon Language Institute asegura que es «el lenguaje que crece más rápido de la galaxia» y está en pleno proyecto de traducir toda la obra de Shakespeare al klingon. Desde el año pasado, el motor de búsqueda Bing permite traducir cualquier idioma al klingon, también en su caligrafía original.

Construir lenguajes es casi jugar a ser Dios, reconoce Peterson, aunque en el caso de «Juego de Tronos» partió de la base de un grupo de palabras en dothraki ya creadas por George R.R. Martin. Pero, antes de eso, se pasó nueve años imaginando declinaciones y tiempos verbales en la soledad de su cuarto «por pura diversión. Para mí es tan divertido como una montaña rusa, es una forma muy placentera de pasar el tiempo».



Expresiones

DOTHRAKI

∑¿Cómo estás?

Hash yer dothrae chek asshekh?

∑Eres muy guapa

Yer zheanae sekke


KLINGON

∑¡Buenas noticias!

Buy’ ngop

∑¿Dónde está el baño?

NuqDaq ‘oH puchpa’’e’

 
NA’VI

∑¿Cómo te llamas?

Fyape fko syaw ngar?

∑Con mucho gusto

Nìprrte’

 
QUENYA (ÉLFICO)

∑¡Que tengas un buen días!

Nai aurelya nauva mára!

∑¿Hablas élfico?

Ma quetil i lambe Eldaiva?

domingo, 13 de abril de 2014

Milan Kundera abandona la guarida

Reseña acerca de la reciente publicación de la última novela de Milan Kundera, publicada en:
 

El autor rompe su silencio, que no su secreto, con ‘La fiesta de la insignificancia’
Francia aplaude su vuelta a la novela 14 años después de su última obra

Jesús Ruiz Mantilla   Madrid  10 ABR 2014

 

Milan Kundera. / FERNANDO VICENTE





Con ironía, menor pesadumbre de la esperada por algunos y apartado pero atento, ha regresado Milan Kundera (Brno, República Checa, 1929) al panorama de las letras europeas. Francia esperaba la aparición en las librerías de La fête de l’insignificance (Gallimard), que será publicada en septiembre en España por Tusquets (antes llegó a Italia con 100.000 ejemplares vendidos y un eco discreto). Y lejos de resolverse, el enigma del escritor esquivo y huraño, escondido y voluntariamente escindido de su lengua materna —escribe en francés desde La lentitud, aparecida en 1994— queda un poco más abierto ahora.

“Ligero como una pluma de perdiz o de ángel”, compara Le Monde, Kundera vuela alto en la novela que aparece ahora 14 años después de La ignorancia. ¿Dónde se ha metido? ¿Qué ha hecho? Apartarse, ocultarse, leer en francés, alemán y checo, las lenguas que domina. Ahondar quizás en los vericuetos kafkianos que tanto le apasionan y reconocer en ellos las señales de este tiempo difuso, escurridizo.

Kundera intenta pasar inadvertido con su vocación de autor invisible, pese a las polémicas que le han perseguido sobre todo en su país de origen. Allí, desde que se exilió en 1975, los desencuentros han sido constantes. Ha sido acusado de haber colaborado con el régimen comunista y él se ha negado a revisar sus traducciones del francés al checo —“Por falta de tiempo”, ha llegado a decir; léase, no le da la gana—. Ha roto casi todos los vínculos que le unían a la República Checa. Eso, tras haber desmenuzado brillantemente a una tierra central y sufrida, serena y humillada por las grandes lacras del siglo XX.

El peso de un legado oscuro en busca de la luz —o del absurdo— ha definido su obra desde El libro de los amores ridículos a La broma, de La vida está en otra parte a La insoportable levedad del ser —publicado en su país en 2004, pero un clásico desde mediados de los ochenta—. También ha servido de guía a su cada vez más enigmático y polisémico estilo en libros como La inmortalidad, La lentitud o en esta última entrega, que en español se titulará La fiesta de la insignificancia.

Beatriz de Moura, su editora, está traduciendo al español una obra de la que el autor llevaba un tiempo hablando a sus íntimos. Comienza con tintes eróticos y aires de Muerte en Venecia posmodernos, entre la contemplación de un ombligo y la comparación del sagrado símbolo romántico de los senos femeninos con la efigie de la Virgen María.

De Moura, entregada y ferviente defensora de Kundera, avanza algunos detalles: “Están presentes casi todos los temas preferidos del autor y llevados a su esencia: la maternidad, la sexualidad, el poder con sus facetas —desde la crueldad y la arbitrariedad hasta el absurdo y la ternura—, la zafiedad de los falaces…”.

En este tiempo, el escritor se ha dedicado a apartarse y a ocultarse

Todo ello, con un punto de humor. Es lo que más ha sorprendido a su editora hispana. Ese magistral equilibrismo entre líneas: “Fácil de leer, pero difícil de comprender”, asegura. “En conjunto, Kundera hace una desenfadada visión del mundo que no cesa de caer en lo irrisorio y que termina en un festejo burlesco”.

En esa profunda levedad coinciden las reseñas francesas e italianas. “El gran retorno de Kundera”, reza Le figaro. “El último vals…”, señala Le Nouvel Observateur, previendo que ya no habrá más. Como una “pequeña y encantadora comedia humana” recibió el libro La Repubblica al tiempo que Il Corriere della Sera lo definía como un “divertimento surrealista y una parábola felliniana en la que se mezclan personajes con elucubraciones extravagantes”.

Más Falstaff que Hamlet se nos presenta de nuevo Kundera en esta etapa final de su vida y su obra, con 85 años cumplidos este mismo mes. Imprevisible y libérrimo, insólito e inesperado, en el tiempo que ha mediado desde su última entrega literaria, el autor ha ingresado en la colección de la Pléiade de Gallimard, algo así el olimpo de las letras francesas, donde se codea con Proust y Balzac. Y también ha vivido instalado en la polémica: en 2008 una revista checa le acusó de delatar en 1950 a la policía comunista a un estudiante, que cumplió 22 años de cárcel.

"Están presentes sus temas preferidos”, dice la editora Beatriz de Moura

Entre tanto, Kundera ha gozado en España de una fiel y creciente legión de seguidores, que lo descubrió gracias al ojo clínico de Toni López Lamadrid (1938-2009). Compañero de Beatriz de Moura, fue él quien la empujó a presentarse un buen día en París para convencerle de que publicara con Tusquets. Había llegado a sus oídos que no estaba contento con su anterior editorial en España y quería cambiar. “Me sometió a un tercer grado”. A partir de ahí, comenzaron a labrar su amistad, que dura hasta ahora. Uno de sus secretos: no suelta prenda. Es imposible enterarse a través de ella ni donde vive, ni en qué trabaja.


Bibliografía selecta

La broma (1967).
El libro de los amores ridículos (1968).
La vida está en otra parte (1972).

La despedida (1973).

El libro de la risa y el olvido (1979).
La insoportable levedad del ser (1984).

El arte de la novela (1986).
La inmortalidad (1988).

La lentitud (1995).
La identidad (1998).

La ignorancia (2000).
La fiesta de la insignificancia (septiembre de 2014, en español).

 

‘El maestro y Margarita’ que Bulgákov quemó debuta en castellano

Para los que disfrutaran con la lectura de "El maestro y margarita" el último verano y para los que se quedaran con las ganas, se reproduce esta noticia `publicada en:
 

La versión más fiel a la visión del autor llega a las librerías españolas en una nueva traducción de Marta Rebón

Ángel Luis Sucasas   Madrid  9 ABR 2014

 

Ilustración de Alfonso Barrera para la nueva edición de 'El maestro y Margarita'.




Finales de marzo de 1930. Mijaíl Afanásievich Bulgákov (Kiev, 1891 - Moscú, 1940) escribe, en una carta al Gobierno presidido por Mijaíl Kalinin y dirigido en su economía por Iósif Stalin: "Y yo mismo he echado al hornillo con mis propias manos el manuscrito de la novela sobre el diablo [...]". Cuando termina la carta, deja de dictar, mira a Yelena Serguéievna Bulgakóva, su tercera mujer y la Margarita de su obra maestra, y le dice: "Bueno, ahora que ha sido escrito, debería hacerse de verdad". Una a una, las páginas del original de El maestro y Margarita caen al fuego. Más tarde, la escribiría de memoria otra vez. Pero aquella primera versión, de la que quedaban algunos vestigios, borradores, y fragmentos de las páginas adheridos al lomo de sus cuadernos, desapareció en las llamas.

Salto en el tiempo a 1990. La crítica literaria Lidia Yanóvskaia publica el que se considerará de ahí en adelante el manuscrito canónico de la novela fundiendo todos los textos y borradores disponibles de Bulgákov. Pero su trabajo se benefició de una reconstrucción a la que dedicó dos arduos años Marietta Chudakova, encargada de lidiar con todo el archivo del autor y de reconstruir, frase a frase, esa versión quemada, con la ayuda también de la viuda de Bulgákov, Serguéievna. Ahora, más de 40 años después de la traducción de la primera versión de la novela traducida por Amaya Lacasa para Alianza Editorial en 1968, la editorial Nevsky Prospects publica por primera vez en castellano esta versión traducida por Marta Rebón. "Hasta la edición de 1990, la historia textual de la novela de Bulgákov era un poco caótica, con diferentes versiones que iban añadiéndose conforme el tiempo pasaba" indica James Womack editor de Nevsky junto a su mujer, Marian Womack. "La edición de 1990 fue la primera en crear un texto sólido, a partir de lo que hasta entonces había sido un texto fragmentario". Ricardo San Vicente, profesor de la Universidad de Barcelona, experto en Bulgákov y prologuista de esta edición, cree que esta nueva versión es una buena noticia: “Sobre todo, cuando hoy tenemos una versión rusa en la que se ha recuperado todo lo que Bulgákov hubiera querido ver incluido en su obra, gracias trabajos como los de Marietta Chudakova”.

 
Retrato de Mijaíl Afanásievich Bulgákov, autor de 'El maestro y Margarita'.

 
 
Chudakova —que ha sido invitada por la Universidad de Barcelona a un acto junto a los editores para hablar de esta versión canónica el próximo 24 de abril, en Sant Jordi— recuerda la minuciosa labor de armar el puzle de Bulgákov en la Biblioteca Lenin: “Para ser capaz de etiquetar dicha carpeta [El Maestro y Margarita – novela] Primera Versión, necesitaba estar segura de esto al cien por cien. Comencé a revisar el texto, palabra por palabra, en estas líneas que aparecían incluso arrancadas. Conté cuántas palabras tenía cada frase. Después empecé a reconstruir las partes perdidas de forma hipotética. Y cuatro horas más tarde me di cuenta de que estaba reconstruyendo el manuscrito que el propio autor había quemado”. El método de Chudakova se valió del estudio exhaustivo de todos los manuscritos del autor, hasta interiorizar cada giro de su estilo: "Nos convencimos de que su arsenal retórico se componía de una serie de palabras y expresiones muy queridas, que ocupaban un lugar especial. En otras palabras, podemos hablar de cierto grado de previsibilidad en cualquier texto de Bulgákov".


 Enlace al reportaje de La 2 sobre la versión teatral de
Simon McBurney de 'El maestro y margarita'.

El Maestro y Margarita camina entre dos aguas: la sátira política a la Rusia soviética de los planes quinquenales de Stalin y el amor por lo fantástico. “La sátira es consustancial a la obra de Bulgákov; así lo dice él mismo en su carta a Stalin”, asevera San Vicente. “La obra se alimenta del mito fáustico y las diversas lecturas de la Biblia, en concreto la Pasión y muerte de Cristo. Las diferentes lecturas de Fausto giran en torno a la inversión de los valores morales: si Stalin aparece como un símbolo positivo en la realidad soviética, si Stalin es Dios, yo prefiero seguir al Diablo”. Pero este componente político no estrecha, para el estudioso, la universalidad de la novela: “La gracia del libro está en que, estando pegada a la realidad del Moscú de Stalin, es universal. Nos intenta convencer a todos que ‘los manuscritos no arden’ y que el amor lo puede todo”.

 


Portada de la nueva edición de 'El maestro y Margarita', que traduce la versión canónica del texto de 1990 en base al trabajo de Marietta Chudakova.




Que Bulgákov haya muerto a mediados del Siglo XX, el año que viene se cumple el 75º aniversario de su fallecimiento, no es óbice para que la Rusia de Putin tenga mucho que ver con autor y obra. Para empezar, en 2006 Viktor Losev presentó otra versión más de El maestro y margarita. Pero los editores de Nevsky no han escogido esta versión: “La edición de Losev presenta la novela bajo un prisma mucho más alegórico que la versión de Yanovskaia. La figura de Woland se identifica de forma directa con Stalin, una decisión que, además de poder ser objeto de contra-argumentaciones, nos parece que cierra algunas interpretaciones igual de válidas. Preferimos con mucho una versión con un mayor equilibrio entre la sátira política y el ejercicio imaginativo”. Pero Marietta Chudakova cree que la dirección de su país le daría al autor para algo más que presentar objeciones a cómo se le interpreta: “Él no soportaba los sobornos, el pillaje, la corrupción. Tampoco las restricciones en la libertad de expresión. En su carta al gobierno de la URSS en 1930, Bulgákov escribió: ‘la lucha contra la censura, de cualquier tipo y bajo cualquier gobierno, es mi deber como escritor, tanto como lo es apelar por la libertad de prensa. Creo firmemente en esta libertad, e incluso diría que si un escritor sugiriera solamente que esta libertad no es necesaria, sería lo mismo que si un pez declarase que no necesita el agua’. No tengo duda de que la Rusia de hoy en día inspiraría a Bulgákov a escribir una segunda parte de la novela ferozmente sarcástica”.

"La cultura ha sido abandonada en favor del entretenimiento". Riccardo Muti

Un gran artista nos traslada algunas reflexiones sobre la cultura aquí y ahora.

Reseña publicada en:


susana gaviña / madrid

Día 12/04/2014

 
El director de orquesta italiano dirige, mañana (13 de abril) en la Catedral de Toledo y el lunes catorce en el Teatro Real, el «Réquiem» de Verdi

Cuando Riccardo Muti entra en la sala de orquesta del Teatro Real se hace el silencio. Es uno de los últimos ensayos antes de la interpretación, mañana sábado en la Catedral de Toledo y el lunes en el coliseo madrileño, del «Réquiem» de Verdi. Conciertos que se enmarcan dentro de las celebraciones del IV Centenario del Greco y en recuerdo del recientemente fallecido Gerard Mortier. «La última vez que vi a Mortier -recuerda Muti- fue el pasado mes de diciembre en Roma. Me dijo que no podía morirse sin escuchar una obra de Verdi dirigida por mí». La fatalidad ha hecho que no se haya cumplido ese deseo. A pesar de disentir en algunos aspectos -en 1971 Muti dejó plantado al director belga en el Festival de Salzburgo por desavenencias con la escena-, el maestro italiano, considerado el mejor intérprete de Verdi del mundo, confiesa su «admiración y aprecio» por Mortier.

«Piu legato», señala a la orquesta, tras sonar los primeros compases del «Réquiem»; «diminuendo», indica al coro, pues es enemigo de los sonidos troppo forte. Un vicio que esta partitura ha ido arrastrando a lo largo de su historia y de los que Muti la quiere redimir, devolviéndole su «dignidad» original. «Verdi lo dejó todo escrito», enfatiza. Algo a lo que muchos han hecho oídos sordos en busca de un sonido más espectacular, alejado del recogimiento que en ocasiones precisa esta obra, dedicada al poeta italiano Alessandro Manzoni.

El «Réquiem» de Verdi es una partitura que el director italiano conoce muy bien. «No llevo la cuenta pero la he interpretado en todo el mundo -Israel, Sarajevo...- junto a músicos de esos países que en algunas casos tenían que pedir prestado el instrumento». Estos encuentros demuestran «la importancia de la música hoy en un mundo lleno de conflictos, de horrores, de guerras. La música es uno de los elementos que pueden llevar la comprensión a pueblos con distinta lengua, religión, color... Los hombres y las mujeres se reencuentran con un sentimiento que no presenta diferencias, es solo música».

«Si perdemos los vínculos con nuestro pasado se generará un problema en las próximas generaciones»

Algo a considerar ante los problemas a los que se enfrenta actualmente la cultura europea «debido a los recortes que han realizado casi todos los gobiernos, también en Austria. Europa es un continente cultural. Si perdemos los vínculos con nuestro pasado se generará un problema trágico para las próximas generaciones. Nunca conocerán su historia si rompemos las raíces con el pasado. Se acabó», sentencia. El maestro desconoce la solución a este dilema «porque no soy un gobernante, pero es algo que afecta a toda Europa. La solución pasaría por esperar, de los gobiernos unidos, que Europa promueva su propia cultura y no se convierta en un museo que vendrán a visitar los japoneses, los chinos... De ser así nosotros habremos renunciado a nuestra identidad». 

Muti dirigió el «Réquiem» de Verdi por primera vez en 1971 en la basílica de San Lorenzo, en Florencia, en un entorno muy especial. «La cúpula de la basílica es de Brunelleschi; el púlpito, de Donatello; la tumba de Lorenzo de Medici, de Miguel Ángel, y la música que sonaba era de Verdi. Lo importante no era si la acústica era o no perfecta sino que representaba el triunfo del arte y de la cultura italiana y europea».

 
La amenaza de la televisión

 «Nos hemos convertido en una sociedad visual donde la gente no se comunica»

Una cultura que el director de orquesta no cesa de reivindicar y de alertar sobre su decadencia, víctima de la banalidad «que nace ante la falta de cultura, de educación en las escuelas. Los chicos no leen lo suficiente», denuncia. Otro de los problemas que señala es la televisión, «no es cultural, es banal, de talk-show, de cosas superficiales. Nos hemos convertido en una sociedad visual en la que la gente no se comunica, no habla. Ya no se intercambian las grandes poesías de amor del trecento, del quattrocento. Los mensajes de amor de hoy, enviados por móvil, se resumen en “ta” (ti amo). Y cuando el amor es grande escriben “tat” (ti amo tanto)».

En cuanto a la gran presencia de las tecnologías, señala «que tienen sus propias reglas y exigencias. Y los chicos no hablan con nadie. Esto provocará un cambio total en la sociedad. La cultura debe ser hoy un arma contra la banalidad de los medios de comunicación. En algunos países, las páginas de cultura de periódicos importantes se llaman de entretenimiento. No se puede hablar de El Greco, de Dante o de García Lorca en esas páginas. La cultura ha sido abandonada en favor del entretenimiento».

«La música debería ser obligatoria en la cultura. Es un pilar de nuestra historia»

Muti asegura que tampoco tiene «la receta» para resolver este problema, pero un paso importante sería introducir la cultura en la educación a edades muy tempranas. «Incluso antes de la escuela primaria. Si esto se hace así, se generará en los niños una necesidad y se les dará además un pan espiritual». Un planteamiento que parece lejos de producirse, pues «existe un gran desinterés por parte de los gobiernos, no solo de Italia o de España, en general. Basta con ver las dificultades que atraviesan las óperas, las orquestas, los teatros... A los jóvenes no les interesa esto, sus intereses son otros». Y defiende de manera vehemente la presencia de la música como asignatura obligatoria en las escuelas. «Absolutamente. En Europa la música es uno de los pilares fundamentales de su historia. Podemos referirnos a Italia y a España, a la gran influencia que tuvieron los Borbones. Tenemos que preservar el pasado para tener un futuro», insiste.

Un nuevo lenguaje

Si bien el director de orquesta defiende la cultura europea como un todo, también reivindica la identidad propia de cada uno de los países que la componen. «No me opongo a una integración general, una integración cultural, pero sin abandonar nuestra historia. La grandeza de Europa radica en que todas sus naciones tienen su historia, su lengua, su literatura, su música...».

Y adelanta uno de los retos del futuro, «sobre todo entre los nuevos compositores. Consistirá en encontrar un lenguaje que será la expresión de la confluencia de nuestra cultura con las nuevas culturas que llegan. Porque ahora -matiza- estamos un poco estancados. Los compositores escriben sonidos, timbres, orquestaciones interesantes pero no existe un nuevo lenguaje, la sustancia». Una sustancia «a la que contribuirá lo que venga desde Suramérica, de Asia, de Oriente Medio... En el futuro el mundo estará mucho más integrado. El momento actual es muy difícil porque es de transición. Hay muchos experimentos pero pocos resultados», lamenta.

En esta nueva cita con Verdi, Muti se ha puesto al frente de la Orquesta Titular del Real y la Giovanile Luigi Cherubini, que estarán arropados por el Coro del Real y el de la Comunidad de Madrid. En las voces solistas contará con Tatjana Serjan, Ekaterina Gubanova, Francesco Meli e Ilda Abdrazakov.


«No vuelvo a la Scala de Milán»

Muti, que fue director de la Scala de Milán durante casi dos décadas, no quiere hacer comentarios sobre el nuevo relevo en la institución, el tándem formado por Alexander Pereira y Riccardo Chailly. «No hablo de la Scala. Puedo hablar de la Ópera de Roma (de la que es director), de la Sinfónica de Chicago (de la que es titular)...». Aunque reconoce que tanto Lissner como ahora Pereira le han invitado a volver a dirigir, no lo hará. «Pasé 19 años bellísimos allí, no reniego de ellos, pero la historia ha terminado de una manera que es imposible de contar. A la manera italiana: demasiados problemas políticos, sindicales, artísticos... Todo. Con 19 años basta. Estoy con la Sinfónica de Chicago, que es una de las orquestas más grandes del mundo, donde estoy muy feliz. Con ella acabo de ganar un premio en Londres por “Otello”. No vuelvo a la Scala», concluye.

Noticias de cine fórum: Cabaret (Bob Fosse). Notas de Asunción Cabello.

El pasado día 14 tuvimos nuestra sesión de cine fórum del mes de marzo, en la que disfrutamos con la película Cabaret que nos presentó nuestra compañera Asunción Cabello.
Publicamos seguidamente las notas que ha preparado al respecto.


COMIENZOS


El guión de Cabaret tiene su origen en el conjunto de relatos del escritor británico Christopher Isherwood publicado por primera vez en 1939 bajo el título de Adiós a Berlín.
En 1952 se realizó una adaptación para el teatro titulada Soy una cámara, y tres años después otra para el cine con el mismo título. Más tarde, en 1966, se estrenó con el nombre de Cabaret, que se representó más de mil veces y consiguió ocho premios Tonys. La versión cinematográfica se rodó en 1972 partiendo del musical y sin perder de vista el texto original de Isherwood.
Ambientada en el Berlín de 1931 y en pleno ascenso de los nazis al poder, se centra en la vida nocturna del sórdido Kit Kat Klub ─ una recreación del famoso El dorado, donde solían acudir los turistas a ver hombres vestidos de mujer, que se cerró en 1933 nada más hacerse Hitler con la Presidencia─ y gira en torno a la relación entre la artista de cabaret Sally Bowles y el joven escritor inglés Brian Roberts (personaje inspirado en las vivencias de Isherwood).
Se rodó en el estudio Bavaria Film, Geiselgasteig (Alemania) y en las calles de Berlín.
Cabaret se aleja del musical clásico por varias razones:
·         No cuenta la habitual historia con conflicto romántico que acaba bien.
·         Introduce temas fuertes como el aborto, la homosexualidad, la intolerancia, el ascenso del nazismo, el libertinaje.
·         Todos los números musicales se encuadran en el mismo escenario (menos el himno del joven alemán) y las canciones se entrecruzan con lo que ocurre a los personajes y al sistema político fuera del cabaret.

MÁS QUE UNA TRAMA

Cabaret cuenta la clásica historia de amor entre dos personajes contrarios, Brian Roberts, un académico inglés, y Sally Bowles, una alocada cabaretera americana, en el Berlín de 1931, cuando el nazismo comenzaba a emerger con fuerza. El argumento es un pretexto para sumergir al espectador en el sórdido mundo del cabaret y music hall así como en la Alemania de la época.
La historia, aunque es bastante típica, contiene algunos aspectos que le dan cierta originalidad, como la velada bisexualidad de Brian o la aparición del barón Max, que no esconde su interés por la pareja. Nunca directamente, y siempre a través de insinuaciones con estilo, las orientaciones y pasiones de los personajes se van desvelando poco a poco a lo largo del metraje.

Después de una traumática experiencia sexual (de la que no se muestra nada), el barón desaparece y con él, el menage à trois. El conflicto se desplaza al hecho de que Sally está embarazada. El tramo final se acelera con el aborto de Sally y regreso a Inglaterra de Brian.
La subtrama de Fritz, un cazafortunas amigo de la pareja que intenta seducir a la hija de un acaudalado judío, con su posterior boda en medio del antisemitismo, es una pincelada más de los terribles tiempos precedentes al Holocausto.
El punto fuerte de la película se encuentra en su fascinante recreación del decadente mundo del cabaret. Un espectáculo que pretende hacer olvidar a los espectadores la cruda realidad y se enfatiza en la canción inicial del film en que el maestro de ceremonias da la bienvenida al cabaret (“aquí hasta los miembros de la orquesta son guapos“). Al final de la película, ese mismo personaje preguntará a los espectadores si han conseguido olvidar sus problemas gracias a la función, y satisfecho abandonará el escenario, mientras (en un juego de espejos) se muestra entre los clientes un mayor número de camisas con esvásticas.
Los números conservan el aire burlesco y decadente típico del music hall exento de glamour. Los bailarines aparecen grotescamente maquillados y los números cómicos resultan más chocantes que graciosos (vistos con la perspectiva de hoy). Las canciones están muy bien interpretadas y dirigidas, pero lo importante es que no se pierde de vista el hecho de que son números de cabaret. No hay estilizadas ni eróticas bailarinas, pero sí una cuidada ambientación completamente alejada de los impecables y sonrientes bailarines típicos del cine musical de Hollywood.
Las elipsis repentinas y algunos segmentos montados a un ritmo bastante rápido están muy bien integrados, sobre todo cuando combinan imágenes del cabaret con el mundo real, intercalando planos del espectáculo con la barbarie nazi que transcurre fuera.
Cabaret recibió diez nominaciones al Oscar, compitiendo con las once de El Padrino. Ganó 8 incluyendo Mejor Actor de Reparto (Joel Grey frente a Al Pacino), Mejor Actriz (Liza Minnelli) y Mejor Director (Bob Fosse frente a Coppola), aunque el premio a mejor película fue otorgado a El Padrino en una de las raras ocasiones en la que el Oscar a Mejor Director y Mejor película han sido para producciones diferentes.



Dos años después, Coppola, con El Padrino II, le robó el Oscar a mejor director a Fosse, que competía con Lenny.

ESPAÑA Y CABARET


La película se estrenó en octubre del 72, condenada por la iglesia, y en una dictadura cercana al cierre.
Como espectáculo se representó en el Teatro Principal de Valencia (desde diciembre del 92 hasta enero del 93), con actores catalanes y dirección del franco-argentino Jérôme Savary.
Volvió a representarse (desde octubre del 2003 hasta abril del 2006) en el Teatro Nuevo Alcalá de Madrid con Natalia Millán en el papel de Sally.

DIRECTOR


 

 
La vida de Bob Fosse fue un autentico cabaret: actor, bailarín, coreógrafo y director de cine y teatro estadounidense. Nació en Chicago, en  junio de1927, el mismo año que se estrenó la primera película sonora y musical El cantor de Jazz con un rotundo éxito de público, mientras en Colombia nacía García Márquez, Nóbel de literatura 55 años después.
Fosse bailaba por las escaleras y portales desde los 9 años, imitando a su ídolo Fred Astaire. A los 13 años hizo su primera gira con un número musical propio. A los 15 creó su primera coreografía sobre un tema del director teatral Cole Porter. A los 19 llegó a NY como bailarín de coro.
Durante dos años estudió Artes Escenicas, (en algunas biografías dicen que era autodidacta, otros, que estudió claqué, ballet y danza acrobática). A los 23 años lo llamaron de Hollywood para actuar en pequeños papeles en la gran pantalla, pero pronto volvió a los escenarios de Broadway.
A los 27 hizo la coreografía del musical de Broadway Noche de Pijamas del director  George Abbott, que tuvo un éxito rotundo. A partir ahí pasó a ser un coreógrafo muy solicitado.
Con 42 años hizo el musical para cine Noches en la ciudad con Shirley MacLaine que fue un fracaso, por lo que fue castigado por la industria durante 4 años, en los cuales, siguió su carrera en los escenarios.
En 1974 Vincente Minnelli le dio el papel de serpiente en la adaptación de El Principito y sus pasos ondulantes serían la inspiración que diez años después utilizaría Michael Jackson en sus actuaciones.

 




 
 

En 1972 las compañías Allied Artists / ABC Pictures le propusieron llevar a la pantalla la adaptación de la novela del escritor inglés Christopher Isherwood Adiós a Berlín, que ya era un éxito en Broadway desde 1966.
 
UN NUEVO ESTILO
Desarrolló un estilo de baile personal y reconocible, una especie de jazz estilizado, de mini movimientos perfectamente sincronizados, explícitamente sexual e ideado para esconder sus carencias o defectos. Algunos de sus amuletos, como el bastón o las sillas o el bombín, eran un claro homenaje a su ídolo Fred Astaire, aunque el bombín le servía para ocultar su calvicie y los guantes para esconder sus manos, que no le gustaban. De su estilo destacan técnicas como el cruce de tobillos, los golpes de cadera, el balanceo de los hombros y las posturas inclinadas. También es destacable su imaginativo uso del grupo de bailarines que se mueven como una unidad al mismo tiempo que ejecutan gestos diferentes.
 

 
Fosse hizo cinco películas, listadas a continuación, de las cuales tres eran musicales, y múltiples coreografías para teatro y cine.
  • Noches en la ciudad (1969).
  • Cabaret (1972).
  • Lenny (1974).
  • Empieza el espectáculo (1979)
  • Star 80 (1982)
Empieza el espectáculo (película musical con tintes biográficos) de 1979 fue abrumadoramente bien recibida por la crítica. Ganó La Palma de Oro del Festival de Cannes y su tercera nominación como director a los Oscar, una de las 9 que recibió el film.
Su primer infarto le llegó a los 48 años durante los ensayos del musical Chicago en Broadway. Su muerte se produjo en el 87, a los 60 años, después de sufrir su segundo ataque al corazón en el Hotel Willard, en Washington. Estaba preparando la reposición de Noches en la ciudad.
Gran bebedor, fumador de 5 o 6 cajetillas de Cámel diario, mujeriego (cuatrodivorcios e innumerables amantes) y adicto a los estimulantes.
 A lo largo de su carrera Fosse revolucionó el musical americano tanto en teatro como en cine, además de cambiar la forma en la que se baila el jazz e influenciar a varias generaciones de bailarines.
Tras su muerte en 1987, se repuso Chicago, en Broadway. En 1998, Cabaret. En 1999, se estrenó un espectáculo homenaje titulado simplemente Fosse, dirigido y coreografiado por  antiguos bailarines suyos.
Su estilo aún sigue vigente en los musicales de hoy.
En su haber:
  • 9 premios Tony por su labor en el teatro.
  • 3 premios Emmy por especiales de televisión.
  • 1 Oscar al mejor director por su película Cabaret.
LIZA MINNELLI
 

 
 

Nació en Hollywood (California) en 1946. Hija única del matrimonio entre Judy Garland y Vincente Minnelli.
 A los 3 años actuó por primera vez en la última escena de la película In the Good Old Summertime, protagonizada por su madre.
Asistió a tres de las más prestigiosas escuelas de Arte Escénicas de NY (la Escuela Fiorello H. LaGuardia, la Escuela Superior de Artes Escénicas de Nueva York, y la Escuela de Chadwick).
Debutó teatralmente en Nueva York con 17 años, en el circuito del Off-Broadway. Por su debut Liza ganó el premio Theatre World Award, y al año siguiente, en 1964, acompañó a su madre con su espectáculo en el London Palladium de Londres.
Empezó a dar recitales a los 19 años, en ciudades como Las Vegas y Nueva York, con un repertorio centrado en canciones de musicales de Broadway y en clásicos populares de décadas atrás. A los 19 ganó su primer Tony con la obra Flora the Red Menace. Era la actriz más joven que lo ganaba. Luego, a lo largo de su carrera sumaría dos Tonys más.
Con Cabaret puso de moda el look que aún hoy a los Drag Queen les encanta imitar.
 A Liza Minnelli, como a su madre, se le conoce por su potente estilo vocal, como lo demuestran sus canciones Cabaret y New York, New York, tema que cantó para la película del mismo título y, aunque sigue siendo uno de los clásicos de su repertorio musical, hoy es más famosa en la versión de Frank Sinatra.
En su haber:
  • 16 películas.
  • 11 trabajos en TV.
  • 7 apariciones en teatro.
Se ha sometido varias veces a tratamientos de desintoxicación de alcohol y fármacos.
Liza Minnelli es una de las pocas artistas que han ganado los cuatro principales premios norteamericanos de cine (Oscar), televisión (Emmy), música (Grammy) y teatro (Tony).
En julio de 2008 participó con gran éxito en el Festival de Jazz de San Sebastián. En 2011 actuó en el mítico Teatro Olimpia de París y fue condecorada por el gobierno francés con La Legión de Honor.
El 2 de marzo de 2014, en la ceremonia número 86 de los premios Oscar, asistió al evento debido a un homenaje que le realizaron a su madre, Judy Garland, por cumplirse 75 años del estreno de El Mago de Oz.

CURIOSIDADES

1972 fue año bisiesto.
Liza estaba cantando en París cuando recibió la visita del productor y del guionista, les cantó Cabaret y a continuación firmó el contrato.
Bob Fosse diseñó todos los números musicales. Adoptó un estilo basado en los planos cortos, dando más participación al espectador.
Cabaret llegó a manos de Bob Fosse, después de haberlo rechazado Billy Wilder y Gene Kelly.
Junto a su Oscar por Cabaret, Fosse ganaría el premio Tony por su dirección en el musical “Pippin” y el Emmy por el especial de televisión “Liza with a Z”, convirtiéndose en la primera persona en completar la llamada triple corona de la dirección el mismo año.
Los derechos de autor de Cabaret se  elevaron a un millón y medio de dólares.
Joel Grey (maestro de ceremonia), actor de teatro, cine y televisión, es una de las ocho personas que han ganado un Oscar y un Tony por el mismo papel.



El papel de Liza Minnelli (26 años) lo rechazó previamente Julie Andrews (37) porque era la estrella infantil más grande del momento.
Liza Minnelli es la única ganadora de un Oscar cuyos padres también lo ganaron.
Vincente Minnelli, diseño junto a su hija el look de Rally Bowles. Su peinado y corte de pelo, uñas pintadas de verde, y pestañas larguísimas se pusieron de moda tras el estreno de la película.
Cabaret se estrenó en España en Octubre del 72, ocho meses después de su estreno en Norteamérica y tres antes de morir Franco, cuando el cine musical ya estaba prácticamente desaparecido e hizo que el público se volviera a fijar en este género.
 

 

Bob Fosse quedó tan impresionado con Liza Minnelli que dirigió en su honor el programa de TV “Liza with a Z” con el que ambos ganaron un Emmy.
En 2003, Cabaret fue elegida por el prestigioso Instituto Smithsonian, fundado en 1843 en los Estados Unidos, entre las diez películas que serán preservadas para las generaciones futuras. En 2007, el AFI (American Film Institute) colocó la película en el puesto número 67 de las 100 mejores películas de todos los tiempos.
En la ceremonia 45 de los premios Oscar del 72 fue la única vez que Michael Jackson apareció cantando la canción Ben.
 
Marlon Brandon rechazó el premio al mejor actor principal por El Padrino, enviando a una actriz vestida de india con 15 folios donde defendía la comunidad nativa de indios americanos y solo le dejaron 45 segundos para decir: “luego durante la rueda de prensa leeré el discurso de Brandon”, cosa que nunca ocurrió.
La mejor película de habla no inglesa de esa edición de los premios Oscar fue para El discreto encanto de la burguesía de Luís Buñuel.