Etiqueta Carrusel

Etiqueta Carrusel

CARRUSEL 2023-24

jueves, 11 de diciembre de 2014

Las semanas del jardín (Juan Goytisolo). Notas de Andrés Hueso

Las semanas del jardín (Juan Goytisolo).

Sesión del club de lectura del 28-11-2014
Notas de Andrés Hueso Iranzo

Ficha-esquema
Juan Goytisolo (JG) Nace en Barcelona el 5-1-1931.
1956 en París. Editorial Gallimard.
1963-1975 su obra fue prohibida por la censura en España.

Primeras obras. Interpretación poética de la realidad. 
Juegos de manos 1954
Duelo en el paraíso 1955

Obras encuadradas en el ‘Realismo social’. Pensamiento anti burgués
El circo 1957
Fiestas 1957
La resaca 1958
Problemas de la novela 1959
Campos de Níjar 1954

Nuevas técnicas de la novela moderna (Trilogía de Álvaro de Mendiola)
Tiempo de silencio (Luis Martín-Santos) 1962
Señas de identidad 1966 (inicio del uso de la segunda persona del singular)
Volverás a Región (Juan Benet) 1967
Reivindicación del conde Don Julián 1970 
Juan sin Tierra 1975
(breves reseñas de las tres en Anexo 2)

Premios
De ensayo y poesía ‘Octavio Paz’ 2002
‘Juan Rulfo’ 2004
2007, desde entonces la biblioteca del Instituto Cervantes de Tánger, se llama Juan Goytisolo.
Nacional Letras Españolas 2008
Premio Cervantes 2014. Motivos expresados por el jurado presidido por J.M. Caballero Bonald: 
«Su capacidad indagatoria en el lenguaje y propuestas estilísticas complejas, desarrolladas en diversos géneros literarios; por su voluntad de integrar las dos orillas, a la tradición heterodoxa española y por su apuesta permanente por el diálogo intercultural».

Comentario de César Antonio Molina (El Mundo 25-11-14): 
«Ha sido uno de los grandes interlocutores con los escritores del siglo de oro hispano-americano (Borges, Cortázar, Paz, Fuentes, Vargas Llosa, etc.). Con ellos concluyó lo que había explicado Alfonso Reyes: que la cultura hispanoamericana y la lengua española es una y común con sus aspectos particulares, pero que todos pertenecemos al territorio de La Mancha que decía Carlos Fuentes, uno de sus más grandes amigos e interlocutores».

Francisco Umbral, en la entrada correspondiente a Juan Goytisolo en su Diccionario de Literatura 1995, “España 1941-1995: de la posguerra a la posmodernidad”, de la colec-ción Diccionarios de Autor de Editorial Planeta, dice de Juan Goytisolo:
«El exilio largo, voluntario, errático, el nomadismo intelectual ha conformado a Goyti-solo como escritor y como hombre. Lo ha hecho “diferente”. Metido en un piso bur-gués de Madrid o Barcelona no tendría sentido, dejaría de ser él.
Curiosa, fascinante, original situación del escritor como “alma en pena” que libro a li-bro nos cuentas nuestras penas, pero no encuentra reposo para su alma.
Ángel o demonio, este tipo de escritores va siendo ya toda una raza de malditos: Cio-rán, Ionesco, Nabokov, tantos.»

Aspectos generales de JG visibles a lo largo de su obra
De entre el conjunto de rasgos que frecuentemente pueblan la obra de JG y que son los elementos conformadores de su identidad literaria, pueden destacarse los siguientes:
Incorporación de elementos autobiográficos.
Fidelidad en sus referencias clásicas:
Cervantes, San Juan de la Cruz, Arcipreste de Hita, Ibn Arabi…
Discurso nítido contra los totalitarismos.
Defensa de la interculturalidad. Disidencia combativa con los exclusivismos, el racis-mo, la xenofobia, homofobia, etc…
Crítica de la ‘soberbia intelectual y cultural occidentales’ y de su pretendida superiori-dad social.
Posición ¿beligerante? de autoafirmación de la homosexualidad o, como mucho mejor ha dicho Jordi Gracia: “… sin eludir la viscosidad de una sexualidad analizada de frente” (El País, 25 de noviembre de 2014).
Metaliteratura e Intertextualidad, también referida a su propia precedente.
Indagación literaria de clases hermenéutica y experimental, en la que la ocultación de la autoría es tan sólo una muestra.
Y, por supuesto, de todo esto puede encontrarse también en Las semanas …

Sobre Las semanas del Jardín
Reseña de Darío Villanueva
«Es el Goytisolo que una y otra vez se sumerge en la tradición represiva de la España ne-gra, fatalmente actualizada por los vencedores de la guerra civil, debeladora de toda disi-dencia, religiosa, sexual, política o intelectual. Del Goytisolo que encuentra un lenitivo para tanta violencia en la tradición arábiga, tan próxima y tan lejana a la vez de los españoles contemporáneos».
Es inevitable la comparación de El sitio de los sitios (1995), con Las semanas del jardín (1997): en la primera, el personaje llamado JG, es un español muerto en Sarajevo cuyo cadáver desaparece y se transmuta en un árabe, Ben Sidi Abú Al Fadaíl —nombre que, al final de Las semanas…, resulta ser el del compañero de Eusebio y que ha permanecido desconocido en la cadena de relatos, hasta que el propio Eusebio nos lo revela desde su tumba—, y que es una reencarnación de un santo magrebí, que es un doble del poeta homosexual JG liberado del manicomio al estallar la guerra civil; en la segunda, el perso-naje de Eusebio experimenta las más variadas metamorfosis y genera en los colectores de su memoria las más variadas interpretaciones y confusiones; ambas obras están unidas. Remedando a algunos de sus colectores cabría preguntarse: ¿Se trata de una continuidad? ¿resultan ser las dos caras opuestas de una sola novela esquizofrénica? ¿estamos ante un caso de bicefalia literaria? o ¿nos cuenta JG lo mismo pero recurriendo a estilos muy diversos?.

Las semanas… como indagación literaria: 
Negación del autor, Barthes y Foucault teorizaron sobre la muerte del autor ya en 1968-69. La obra se nos presenta como fruto de un colectivo y ya en el primer capítulo, donde se expone el carácter y alcance del proyecto, se nos dice:
«El proyecto común se basaba en la demolición sistemática de la entidad prescindible del novelista, en su alegre y liberadora suplantación».
La pesquisa de un personaje que más que mostrárnoslo lo hurta y oculta, tiene como ci-miento la muestra conjunta y sucesiva de una opción de vida (tal vez un esquema de un cierto ideal) y su contraria; ambas, a su vez, representan dos culturas recíprocamente in-comprendidas.
Sin desarrollo argumental, se nos muestran unos hilos conductores que se transmutan, se presentan como variaciones de una idea —como las variaciones musicales compuestas a partir de un tema básico—, y con inclusión deliberadas inexactitudes.
Se nos presenta el uso de la ironía como arma, con beligerancia contra lo normal, lo orde-nado, lo estructurado, …
Hay una crítica explícita y una ridiculización de la retórica falangista en la que se apoyó el franquismo, la idea de la raza (hispánica) y sus epígonos de toda clase.
Más que de voces, encontramos mezcla de estilos, o quizá habría que decir de fuentes o influencias.
Es evidente la confrontación de dos tradiciones narrativas: escrita y oral.
Asistimos a una conjunción muy elaborada entre la tradición narrativa y la modernidad o experimentación.
Es apreciable la tensión entre ‘texto’ y ‘realidad’

Niveles de lectura
1. El de los propios relatos; una lectura de historias diversas.
2. La seudo construcción de un personaje que se desdobla en dos (o más).
3. La de la crítica a la España de la que JG  —según su propia expresión— se «deshi-zo simbólicamente».
4. La del contraste —a veces irónico— entre las culturas occidental y la islámica y también entre las tradiciones narrativas escrita y oral.
5. La metaliteraria e intertextual tanto ajena como propia.

Referenciales literarios 
Caben indicar aquí, aunque más adelante se insistirá sobre esto en el apartado dedicado a la Intertextualidad, algunas de las referencias literarias más evidentes en “Las semanas…” 
El Decamerón (Bocaccio): Donde se produce una reunión en la que cada uno va na-rrando historias (siendo indiferente el motivo)
Las mil y una noches: no sólo por algunos de los relatos/cuentos, sino por el carácter discursivo de los relatos a veces encadenados, a veces contradictorios: historias en-lazadas o desenlazadas.
El manuscrito encontrado en Zaragoza (Jan Potocki). Su protagonista Alfonso Van Worden —una de las mutaciones del nombre de Eusebio/Eugenio, atribuída por al-guno de los colectores del jardín— experimenta en España una serie de variadas vici-situdes y es testigo o escuchante de un prolijo y laberíntico conjunto de historias en-cadenadas.
Y, siempre, Cervantes, cuya influencia es declarada por el propio JG, como se verá en el apartado siguiente.

El cervantismo de Juan Goytisolo
El título nos refiere al de un trabajo perdido de Cervantes, y esto hay que unirlo a que en el inicio se dice ‘A partir de la breve reseña de una obra de cuyo autor no quiero acordar-me…’. (el autor del que no se quiere acordar sería el propio JG y la obra ‘El sitio de los sitios’ en la que un personaje llamado simplemente ‘JG’, muere y su cuerpo desaparece, así como sus textos).
Otro aspecto de inspiración Cervantina en la escritura de JG se realiza mediante la bús-queda de formas narrativas innovadoras de las relaciones entre autor, personajes, voces y lector, o también en el empleo del ‘Tú’ autorreflexivo y del monólogo interior o en el em-pleo de una temporalidad y de un uso del espacio elaborados de manera compleja; o in-cluso hasta con la adopción en su escritura de distintos géneros narrativos una vez mas con efectos de contaminación y de diálogo intertextual.
La obra de Cervantes (en opinión de varios críticos actuales) tiene mucho de innovadora por haber alterado no sólo las bases de la institución literaria, sino también por haber puesto en crisis la autoridad de los valores, los fundamentos de la verdad e, incluso, las posibilidades de conocerla.
En “Crónicas sarracinas” (1982) hay un extenso ensayo ‘Vicisitudes del mudejarismo: Juan Ruiz (El arcipreste de Hita), Cervantes y Galdos’ como prototipos aunque en épocas y con formas distintas de una cultura, la mudéjar. Y también, al final: 
«tres siglos y medio después, los novelistas “cervanteamos” aún sin saberlo: escri-biendo nuestras obras, escribimos desde y para Cervantes; escribiendo sobre Cervantes escribimos sobre nosotros mismos. Ajenos o próximos a sus devociones islámicas, será en cualquier caso la alquibla (la dirección hacia la que se orienta la oración) en que convergerán nuestras miras».
En “Contracorrientes” (1985) declara un paralelismo entre él (JG) y Cervantes:
«Estoy en Tánger, contemplando la España decrépita y hostil del franquismo, a horca-jadas de dos culturas periódicamente ricas y yermas, somnolientas y activas, agarro-tadas y móviles, y, al meditar en ellas, descubro a Cervantes”. Estar en la orilla opues-ta (como Cervantes en Argel)  implica ponerse en relación con lo DIVERSO: el relati-vismo del siglo XVII perfilado por Cervantes.»
«Al deshacerme simbólicamente de España he verificado mi filiación real con el crea-dor del Quijote».

Fingimiento de la negación de la autoría o Egocentrismo
Ya se ha dicho que una de las características de la obra de JG es la inclusión de elemen-tos autobiográficos y auto intertextuales.
‘Las semanas…’ es una narración policéntrica de voces heterogéneas con ausencia del autor en el título e incluso en el copyright.
Hay un proceso de desautorización del autor al meter en la estructura toda la ironía y la parodia. El lector se ve obligado a no permanecer en el primer nivel sino ir observando que cada afirmación es relativa y que es contradicha por la siguiente.
Los 28 colectores deben en realidad su existencia a «aquella entidad prescindible del no-velista» cuya «demolición sistemática» y «alegre y liberadora suplantación» constituía el objetivo principal de su «proyecto común».
El carácter policéntrico se muestra ya en la propia inserción de JG, en la referencia del escribano a una obra supuestamente anónima o desconocida que es del propio JG. Euse-bio es un personaje de ‘El sitio de los sitios’ y los dos poemas aludidos son ‘Zona sotádi-ca’ y ‘Astrolabio’, incluidos en el apéndice de esta obra y de la que su sustituto ficticio «no quiere acordarse».
Hay una ironía metatextual: Un pacto irónico entre el autor implícito y los lectores implíci-tos a costa de los lectores ingenuos (del círculo y de la novela en general). → Visión pesi-mista de la libertad creadora.
Entre los colectores los hay que tienen un perfil incompatible con JG (periodistas metidos a escritores o profesionales de la enseñanza de la creación literaria). Otros sí son compa-tibles, que aprecian las místicas sufí y cristiana —lectores de Ibn—, cuyo pensamiento está muy presente en obras precedentes de JG como ‘Virtudes del pájaro solitario’ o ‘La cuarentena’
Una lectura atenta revela una consistencia estilística —muy goytisoliana—, de los distintos capítulos, por ejemplo la expresión: «Una (la) vista oblicua, casi horizontal» en KAF (155), MIM (166) y NUN (169)
Los nombrados ‘co-lectores’ cuya actividad indagatoria les hace ser recolectores de da-tos, referencias, noticias, etc., ejercen simultáneamente la actividad de la lectura conjunta —co-lectura—de las respectivas aportaciones, con lo que, a su vez, se ve influida su pro-pia aportación; de cultura escrita, por sus profesiones declaradas, sus aportaciones se basan en la transmisión de una versión oral.
Pero, al mismo tiempo, esos mismos co-lectores desarrollan la actividad de co-narradores, manifestada en el conjunto de confirmaciones, rectificaciones, contradiccio-nes, referencias cruzadas y críticas que se hacen unos a otros, constituyendo un conjunto de narración coral multiforme. ¿Hay quizá aquí un intento de contrarrestar la hegemonía de la novela sobre la tradición oral?
Ambas actividades de co-lectores y co-narradores, confluyen en la formación de un autor implícito en Las semanas …




Confrontación de dos tradiciones narrativas: escrita y oral
Dos de los capítulos que podrían parecernos más negativos: DZAL —carta de Eusebio— y FA —arabista pedante que distribuye un texto antes de leerlo con notas incorporadas—, tienen formato escrito; FA tiene un final ‘trunco’ con la irrupción de un fragmento de La Celestina —obra esencialmente oral por cuanto se basa en acción dramática y diálogos—.
En FA —historia trunca con inesperado remate, se cruza la fascinación compartida por JG por la Plaza Xemáa-el-Fna de Marraquech con la pedantería filológica del arabista que constituye todo un antimodelo de estilo.

Formas y estilos narrativos diversos
Encontramos onirismo en BA —primer relato de la estancia en el psiquiátrico— y TA —¿Yo o el otro?— que nos remite o parece remitido de La Cuarentena (1991).
Retórica del fascismo que aborrece y que vuelve los poemas y máximas falangistas contra quien los usa
Experiencia de lo real-maravilloso en los cuentos autónomos RA (La cocinera del bajá) SAD (Las mil menos una noches) T’A (La verdad de la historia omitida sobre el mercado de esclavos de Marraquech) y AÏN (Los hombres cigüeña). Genero éste poco cultivado por JG en el conjunto de su obra. Se vuelve sobre esto en otro apartado más adelante.
En RAÏN (Iluminación viscontiniana del fin de Veremundo y Basilio) se autocritica con la ‘Reivindicación del Conde Don Julián’, por boca de un cinéfilo con ideas artísticas opues-tas a las de JG.
El nombre de Eugenio Asensio con el que se rebautiza a Eusebio, es el de un filólogo cer-vantista opuesto a las ideas de Américo Castro sobre el origen judío de muchos escritores del Siglo de Oro y por tanto defensor de su ‘limpieza de sangre’.
En la presentación (ALIF) habla de dos mujeres que habrían censurado el grupo por alber-gar a sólo cuatro mujeres: Kate Millet quien es una feminista, escritora estadounidense y activista bisexual; y Ms Lewin-Strauss que, sin duda, hace referencia a Linda Gould Levine que es una especialista en la obra y editora de JG.

La construcción del autor
La fingida invención de un autor en el penúltimo capítulo, significa la irónica resurrección de la instancia autorial declarada muerta por Roland Barthes (‘La mort de l’auteur’ 1968) y Michel Foucault (‘Qu’est-ce-que c’est un auteur?’ 1969). Puede entenderse que la crea-ción de este penúltimo capítulo sea un «desconocido, un artefacto, una especie de deno-minación de marca atribuida a un producto literario por quienes lo han concebido antes de lanzarlo al mercado en clara diferenciación con el Juan Goytisolo, escritor español bien conocido» (Jean Alsina),.
La búsqueda de la verdad de Eusebio es una metáfora de la búsqueda del autor en un intento más por fijar el significado del texto; búsqueda de identidad literaria, tan caracte-rística de JG. A la ‘identidad geneálogica’ que proviene de los orígenes, pasado, país, cul-tura, etc., viene a sustituirla la ‘identidad literaria’, que es la que corresponde al autor del texto y de los múltiples textos goytisolianos que leemos y se reproducen con cada lectura.

Experiencia de lo real maravilloso.
Es este un estilo que JG no aprecia mucho y que paradójicamente aparece representado por cuatro relatos que, en realidad, podrían considerarse como cuentos autónomos, aun-que el aliento que destilan y la lectura más sutil que espera tras la apariencia de simple historia fantástica, permiten reconocer en ellos renovadas manifestaciones de las pro-puestas culturales e ideológicas permanentemente presentes en JG.
RA (La cocinera del Bajá). Es una parábola sobre la transmisión (silsilá) de la bendición (baraka) divina. Y es una puesta en contraste entre las culturas y tradiciones occidentales e islámicas. La cocinera respira sufismo: desdeña toda forma de control administrativo (no sabe, ni quiere saber, donde ni cuando nació, no tiene ni quiere documentos de identificación, que son herramientas de control de la sociedad occidental), no muestra interés material alguno y ejerce su don como eso, como una gracia recibida, sin envanecerse ni abusar de ella. Por el contrario, Madame S respira materialismo: ansía apoderarse del ‘secreto’ de la cocinera para su propio beneficio e intenta conseguirlo por conquista de la voluntad de la cocinera o por compra de su saber (las dos formas en que históricamente Occidente ha adquirido los bienes de los países colonizados). Sólo cuando Madame S acepta la incapacidad de sus métodos y de sus torpes intentos y se entrega al consejo de la cocinera, cuya tumba visita con frecuencia se produce la ‘silsilá’.
SAD (Las mil menos una noches). Relato bifurcado el joven pretende afirmar el rechazo de la novia fea que le presentan, cuando es la novia guapa la que al elegir entre tres, lo rechaza a él.
T’A (La verdad sobre el mercado …). Cuento de escarnio. Un periodista occidental avisa-do sobre los taimados moros, cae ingenuamente en un engaño que provoca él mismo. Fingimiento de confirmación de los prejuicios sobre los moros.
AÏN (Los hombres cigüeña). Declaración inicial de la autora de adhesión al realismo mágico de Isabel Allende y Gabriel G. Marquez. Cuento de emigración-nostalgia-regreso. Paralelismo de la migración de las aves con la emigración humana. En la descripción de los paisajes que se le muestran al protagonista durante el vuelo encuentro una evocación de ‘El asombroso viaje de Nills Olgersson’ de Selma Lagerlöf. Las imposibilidades administrativas  del marido para la obtención del pasaporte —nuevamente los símbolos del control—actúan como desencadenante de su metamorfosis, que es una metáfora de las imperiosas fuerzas que impulsan la emigración. Se nombran los ojos llorosos y azules del marido-cigüeña. En algún sitio he leído que la letra AÏN en árabe significa ‘ojo’.

Contra los totalitarismos
En el conjunto de la obra de JG pueden atisbarse consideraciones críticas que hay que entender como nuevas versiones del Santo Oficio
En el vertiginoso progreso tecnocrático-
La Modernidad incontrolada.
Triunfo avasallador del credo ultraliberal
Estas formas actuales de autoritarismo y totalitarismo son combatidas por JG mediante alianzas literarias: Cervantes, Borges, Ibn Arabi, Jan Potocki, Las mil y una noches y la combinación de diversas tradiciones literarias:
Premoderna: El arte oral del juglar o del narrador.
Anti-moderna (o anti-occidental): Tradición sufí.
Posmoderna: Cervantina y Borgesiana.
Hace una adopción superficial de la retórica falangista para camuflar una disidencia pro-funda. Uso de los discursos de dos ideologías totalitarias la marxista (parcialmente acep-tado por JG) y la fascista (de la que discrepa abiertamente), para criticarlas usando sus propias palabras.
Madame S, persigue apoderarse del secreto de la cocinera, del mismo modo que los co-lectores pretenden apoderarse de los secretos de la historia de Eusebio/Eugenio. 
Auto-homicidio final: Eusebio, santo ascético, practicante del sufismo e impregnado de la cultura y vida islámicas, mata a Eugenio/Alphonse Van Worden, que es la cara opuesta de la identidad indagada, convertido al fascismo y cuya vida ha derivado hacia la corrupción material y física. De esta forma se nos representa la muerte del símbolo de lo que habría sido de haber resultado de conformidad con la sociedad española de la que JG huyó.
Eusebio, desde la tumba, reprocha a los co-lectores su persecución hermenéutica como si de una persecución inquisitorial se tratase.

Intertextualidad e interculturalidad (referencias)
Cursillos de reeducación de Eusebio por psiquiatras fascistas, según las ideas, métodos y retórica de Antonio Vallejo Nájera, en su Eugenesia de la Hispanidad y Regeneración de la Raza (Burgos 1937)

El Quijote
La lozana andaluza
La celestina
Canciones y rimas falangista
Visconti
El manuscrito encontrado en Zaragoza
El maravilloso viaje de Nils Olgersson (Selma Lagerlöf)
El propio Goytisolo en...


  • El sitio de los sitios
  • La reivindicación del Conde …
Ibn Arabi

Realismo mágico
Cuatro cuentos maravillosos (realismo mágico o penetración de la simbólica musulmana)

  • La cocinera ...
  • Las mil menos una noche
  • La verdad sobre el mercado de esclavos
  • Los hombres cigüeña


Alteridad en los colectores o estructura narrativa formal
Tensión entre texto y realidad. En las citas finales de la actividad de los co-lectores  —«ya hartos de la ficción de aquellas semanas …»—, encontramos una manifestación de la probable incapacidad de la literatura, la invención, la narración, para hurtar nuestras vidas de nuestras respectivas realidades, lo que, quizá, muestra una visión pesimista sobre esto.


Nota final.
Adicionalmente, se incluyen dos anexos. En el anexo 1 se recogen las notas de lectura tomadas tras la lectura de cada capítulo; y en el anexo 2, una breve reseña de algunas obras anteriores de Juan Goytisolo y un fragmento de La reinvindicación del Conde Don Julián, como medio mejor para profundizar algo más en el estilo de la obra del autor.

1 comentario:

  1. Este es el sitio para albergar los comentarios que deseéis hacer.
    Gracias

    ResponderEliminar

Si publicas de forma anónima no podrás modificar tus comentarios en un momento posterior pero, por favor, indica tu nombre al inicio o final de tu texto para que quede relacionado contigo.
Si lo haces con una cuenta de Google (Gmail), elige esa opción y cuando des clic en publicar te pedirá la cuenta con la quieres aparecer y después el nombre con la forma que quieras, ésta será la que aparezca, no el nombre de la cuenta